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Desde su debut con Lucky Veil, Al Pagoda ha sido un artista en constante transformación. Aquel primer álbum, publicado bajo el sello Bigamo, fue una joya oculta que, con cada escucha, desvelaba nuevas capas de emoción y profundidad. La sensación de vértigo y soledad que lo impregnaba era casi un reflejo de su llegada a Berlín en pleno invierno, un momento de cambio que marcó su sonido.
Cuatro años después, esa esencia sigue presente, pero su identidad musical ha evolucionado hacia algo más grande, preciso y ambicioso. En este proceso, la colaboración con el productor alemán Berend Intelmann ha sido clave, aportando una destreza rítmica que ha definido su nueva dirección. Su más reciente EP, In Roam, nace de un proceso de improvisación en vivo que ha dado forma a una sinergia única. Con la incorporación de Vinson Fraley—bailarín, cantante y una futura estrella en ascenso—el proyecto ha alcanzado una nueva dimensión.
En esta entrevista, exploramos la evolución de Al Pagoda, la construcción de In Roam y el camino que lo ha llevado hasta aquí.
Improvisar en vivo y luego convertirlo en un EP parece un reto interesante. ¿Cómo fue el proceso de selección y postproducción?
Primero se graba sin límites; luego, al escucharlo, descubres detalles que capturan tu atención y ni siquiera recuerdas cómo surgieron. Se trata de escoger fragmentos que resuenen y, a continuación, poner en marcha el proceso técnico para empaquetarlos, creando una dinámica entre los temas y logrando que el EP, en conjunto, fluya.
¿Qué herramientas y técnicas usaste para lograr ese sonido “más grande y preciso” del que hablas?
Se trata de una evolución natural como artista; con el tiempo, uno acumula nuevas experiencias y, además, la colaboración con otros artistas amplía la visión inicial. Supongo que a eso se refiere.
La fusión entre electrónica y texturas orgánicas parece una tendencia en expansión. ¿Hacia dónde crees que evoluciona esta conexión?
La electrónica parecía haber nacido como un hijo abandonado de la música, hasta que fue adoptada popularmente, permitiendo que los elementos electrónicos y orgánicos se fusionaran de la misma manera en que se integran una guitarra eléctrica y una batería. Ahora, es simplemente un elemento más, y la paleta sonora se ha ampliado.
¿Cómo surgió la colaboración con Berend Intelmann y Vinson Fraley? ¿Qué aportó cada uno al proyecto?
Berend se encargó de la batería y los ritmos, y Vinson se centró en contar una historia a través de su letra y voz.
¿Qué papel juega la tecnología en tu proceso creativo? ¿Te apoyaste en algún software o hardware en particular?
He utilizado varios softwares en el proceso. En mi caso componía las distintas melodías y armonías, manipulando en directo todos los sintes a través de Ableton. Posteriormente, en la grabación y mezcla, utilicé otro sistema basado en Logic.
En la era del consumo rápido, ¿crees que la música basada en improvisación ofrece una experiencia más auténtica?
La música siempre surge de manera improvisada. Solo intentamos no manipularla en exceso, manteniendo su esencia original, tal como se formó la idea, y encontrándonoslos un equilibrio entre preservar la idea original y prepararlas en conjunto para que esté lista para un disco.
Berlín es un centro de vanguardia en la música electrónica. ¿Qué influencia tiene su escena en tu forma de producir?
En Berlín siempre puedo entablar conversaciones sobre pedales, sintes y con muchas personas que experimentan con nuevas herramientas. Además, hay una gran oferta cultural experimental en el uso innovador de instrumentos y sonidos. Imagino que, de fondo, ello inspira de una forma difícil de medir.
¿Cómo te gustaría que el público experimentara “In Roam”?
Quizás de la misma forma en que yo experimento la música: cruzando un parque en bici en dirección al estudio al atardecer (en verano), o en invierno, en un coche pasando por una zona con túneles.
Edición limitada en vinilo con versiones instrumentales.
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